Casa azul

En la casa azul las cosas no funcionan como en el mundo.
El tiempo se sienta en la mesa y las arañas siguen su curso. El sueño tiende la cama para acostarse con ella, al otro día se recogen las sobras. Los perros se convierten en hombres y los hombres en animales. De las llaves sale cerveza y la comida se busca afuera, como si se fuera de casería.
En la casa azul no existe el cuerpo sino la conciencia.
Las nacionalidades se funden para procrear una nueva, que a su vez siempre es diferente, todo depende de las combinaciones y el tiempo que permanecen.
En la casa azul todo empieza cuando acaba y termina cuando te vas.
Las madres se convierten en hijas y los padres se multiplican para consolar los años y romper los regaños. Todos se reúnen bajo la luz de la luna para comer pan de macadamia con aguacate.
En la casa azul no existe la sorpresa.